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Mundos de la Educación

El trabajo con rostro humano

publicado 22 enero 2019 actualizado 7 febrero 2019
Escritos por:

Por David Edwards. Secretario General de la IE

La formación continua adopta diversos significados para distintas personas. Sin embargo, existen principios comunes en el aprendizaje continuo que resultan esenciales para alcanzar un consenso global en una agenda centrada en las personas con respecto al futuro del trabajo.

Introducción

Después de dos años de trabajo intensivo, la Comisión sobre el Futuro del Trabajo, un grupo independiente establecido por la OIT, publicó su informe el 22 de enero de 2019. Se trata de un documento breve pero completo. Traza una estrategia para convertir los cambios del mundo laboral en oportunidades para avanzar hacia una “agenda centrada en el ser humano”. La Comisión describe su labor como el principio de un viaje lleno de peligros. Concluye con el siguiente párrafo:

“Pero tenemos dos aspectos claros. Primero, que al reunir esta a gobiernos, empleadores y trabajadores del mundo, y dado que es su cometido, la OIT está más que preparada para orientar y servir de guía en este viaje. En segundo lugar, que sean cuales sean los méritos de nuestro propio informe, los problemas que nos han pedido que tengamos en consideración importan. Son vitales para personas de todo el mundo y para el propio planeta. Aunque resulten complejos, los ignoramos a nuestra cuenta y riesgo, y, si somos capaces de dar con respuestas acertadas, ayudaremos a facilitar perspectivas nuevas y extraordinarias a las futuras generaciones de trabajadores”.

El informe de la Comisión también coincide con el centenario de la OIT, único organismo superviviente de la Liga de las Naciones en la ONU y única organización internacional tripartita. Después de 100 años, los orígenes del tripartismo, como explicaba Albert Thomas, primer director de la OIT, nos recuerdan el porqué de su importancia al establecer una comparativa con esfuerzos previos fallidos de fijar unos estándares laborales internacionales:

“Sus debates se desarrollaron en el ambiente puro, aunque limitado, de la abstracción académica, lejos del humo y el polvo de las políticas prácticas, que pueden difuminar las acciones, pero las llevan a cabo. Si las reformas industriales han de ejecutarse, debe existir una organización para todas las fuerzas implicadas: gobiernos, empleadores y empleados. El hecho de no incluir alguno de estos elementos bastará para que la organización resulte inefectiva”.

En el contexto de ese humo y ese polvo, y en la necesidad vital de desarrollar y convertir en realidad las reformas propuestas en el informe, aporto varias ideas para continuar con el debate. Analizaremos todos los aspectos incluidos en el informe pero, al principio de este viaje, me gustaría centrarme en uno: la formación continua.

Formación continua: mucho más que formación

Las prácticas relacionadas con el aprendizaje continuo varían según los distintos países. Sin embargo, las organizaciones miembros comparten preocupaciones. No quieren que la formación quede restringida a un rango limitado de habilidades cuantificables; pretenden que el acceso sea amplio y de buena calidad.

Para que la enseñanza de habilidades sea completamente efectiva se necesita un enfoque educativo integral. Una visión así de amplia y profunda implica, por ejemplo, que, además de contar con ese derecho, según propone la Comisión, a la formación continua, la gente necesita aprender a aprender. De lo contrario, se verán abocados a volver a la formación profesional y sus opciones de cambio laboral serán escasas.

Valorar la experiencia

Varias propuestas se centran en la posibilidad de que los cambios en el trabajo o a otro puesto laboral sean cada vez más frecuentes. Una de las funciones del paquete de medidas propuesto por la Comisión consiste en reducir el miedo y el trauma, que pueden ser un impedimento para los cambios positivos. Entre estas medidas se encuentra garantizar la formación continua y mantener las protecciones sociales que no dependen de un empleo en concreto, sino que acompañan al trabajador a lo largo de su vida laboral. Además, habría que eliminar los obstáculos y limitaciones de los derechos de sindicación y negociación colectiva para que el hecho de abandonar un puesto de trabajo no suponga dejar de contar con representación. Todas estas recomendaciones sirven para generar seguridad y confianza.

Si una persona desempeña más de un trabajo durante su carrera profesional, es importante que se valore la experiencia de ese trabajador y que no tenga que empezar de nuevo como si se tratara de su primer empleo. Aunque los trabajadores con recorrido profesional tengan que aprender nuevas habilidades, su experiencia laboral suele aportar valor y satisfacción a su cometido, además de beneficiar a sus compañeros más jóvenes y con menor experiencia. Así, se puede facilitar la colaboración, la inclusión y la cohesión social.

Una formación continua de calidad, accesible y gratuita

Los trabajadores del sector educativo también necesitan formarse continuamente. Debería ser un derecho a modo de beneficio gratuito para todos los trabajadores. Los docentes, por ejemplo, declararon en nuestra encuesta de 2018 sobre la situación del profesorado la existencia de una reducción considerable en cuanto a la disponibilidad de oportunidades de formación continua en su profesión, así como la necesidad de pagar por ella.

Hacerlo posible: impulsar la democracia

Aunque se cree un entorno habilitado para facilitar el cambio, la inercia representa un obstáculo significativo a la hora de actuar.

Se necesita una combinación de entusiasmo y pasión por la justicia con una educación que fomente una ciudadanía activa si queremos que el equilibrio de poderes en la economía mundial cambie. Este cambio solo puede producirse si la gente está preparada, dispuesta y capacitada para convertirse en dueña de su propio destino.

Para ello, hace falta la capacidad de pensar crítica y claramente, filtrar información, escuchar y debatir. El informe habla de “desarrollar las capacidades necesarias para participar en una sociedad democrática” como parte de la misión de la formación continua. Solo la participación en una sociedad democrática alcanzará las metas de la Comisión. Es la diferencia entre hacer historia y ser una nota al pie en ella.

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.