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Jovenes docentes

#jóvenesdocentes “Un joven y entusiasmado docente y sindicalista checo”, por David Navrátil (ČMOS-PS, República Checa).

publicado 17 enero 2020 actualizado 27 enero 2020
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Me llamo David Navrátil y soy profesor de inglés, geografía y alemán, originario de una pequeña ciudad de la República Checa. Decidí dedicarme a la docencia cuando estudiaba en el instituto. Mis asignaturas preferidas eran las lenguas extranjeras, la educación física y la geografía, y la única manera de estudiarlas todas era asistir a la facultad de pedagogía. También participé en algunos campamentos de verano –normalmente tenía a mi cargo pequeños grupos de niños y era fantástico, me encantaba, así que me parecía que ser docente era una excelente elección para mí.

Era mi primera opción de carrera, así que después de graduarme empecé en nuestra escuela. ¡Caramba, estaba tan feliz y emocionado (de haber conseguido el trabajo y de poder vivir mi sueño)! Recuerdo lo nervioso que estaba los primeros días en la escuela, aquellos momentos en que estaba de pie frente a mis alumnos y todos me miraban. También recuerdo mis primeras impresiones –no esperaban mis palabras como docente, estaban estudiando mi personalidad, querían saber quién era ese joven que estaba frente a ellos, si era fácil de tratar, divertido, amable... Ese fue mi primer paso hacia la realidad. A partir de ahí, mi mundo empezó a girar cada vez más rápido: documentos, planes de estudio, libros, leyes, tareas, supervisiones, preparación de las lecciones, diferentes actividades, y, por supuesto, la enseñanza –pruebas, exámenes, materiales, libros, etc... Recuerdo que mi madre me llamaba “Komensky” (un docente checo muy famoso en la Edad Media) cuando me veía inmerso entre todos estos documentos. Yo escribía todo el tiempo. Ella se reía mucho... Sí, esa no era la realidad que yo esperaba, pensaba que iba a entrar en el aula y enseñar, que saldría del aula con una sonrisa en la cara y los felices y radiantes estudiantes me devolverían el saludo, y que el mundo sería hermoso. Sí, mi realidad era diferente... Mis compañeros de más edad me dijeron que debía tomarme las cosas con más calma, abrir los ojos y tener una mentalidad abierta... Y yo sabía que eran unos docentes excelentes, que los estudiantes en general los adoraban, y me preguntaba a mí mismo: Vaya, ¿cómo lo hicieron? Pues bien, se suponía que debía escucharles porque estaba muy deprimido... Me sentía como un anciano que no sabía en absoluto qué hacer, me sentía perdido y pensaba que me iba a morir...

¿Y entonces? Bueno, yo no... Fue un momento difícil para mí, pero acepté el reto e hice todo lo posible para convertirme en un gran docente... Empecé a escuchar a mis alumnos. Me sentía fuera de este mundo. Me tomé las cosas con más calma y dejé de hacer cosas inútiles... Me centré en los temas de mayor importancia, en los estudiantes, en mi comunicación con ellos, descubrí que tenían personalidades diferentes y que en general confiaban en mí, y ese fue para mí el estímulo más importante...

Ahora, la situación es diferente (eso espero)... Mis alumnos están tranquilos, normalmente me escuchan, saben que quiero ayudarles, confían en mí y saben que pueden preguntarme lo que quieran. También saben que no deben molestar a los demás en mis clases, que deben aprender y cooperar, participar en las clases –y realmente lo hacen... Y ahora sé cómo hacerlo –y ese es mi saber hacer, ese es el saber hacer de todos, lo importante es no rendirse, ser paciente y –bueno– ¡convertirse en un verdadero docente...!

Por supuesto, a veces he pensado en dejar mi profesión (y sí, a veces lo sigo pensando), pero luego hago algo interesante en mi vida profesional –a veces encuentro un nuevo reto, emprendo un nuevo proyecto, etc., y me digo a mí mismo que ser docente no es tan malo, sino que en realidad es genial... A veces siento que los responsables políticos no hacen lo que ellos esperan de nosotros –no nos escuchan, no entienden nuestras necesidades, solo hacen su trabajo y no se preocupan por nosotros... y el ministerio, sus reglas, nuestros salarios, la situación social de los docentes- ¡¡¡Siento que deberíamos ponernos en pie y empezar a gritar muy fuerte para que nos oyeran, nos vieran, nos respetaran, nos apoyaran...!!!

Al principio de mi carrera, había un hombre que estaba detrás de ella, un hombre que apareció en mi vida, mi antiguo profesor de secundaria, que me dijo durante mi primer mes de trabajo - ¡Oye amigo, no cabe duda de que serás miembro de nuestro sindicato! ¿No querrás estar solo en tu vida profesional, verdad? ¿Y qué hice? Le dije que no, que claro que no quería estar solo... Confié en él y nunca me arrepentí. En los meses siguientes hice nuevos amigos, entré a formar parte de la sección de los jóvenes docentes, asistí a algunas conferencias y empecé a entender lo que era el sindicato –es un grupo de personas que entienden mis problemas profesionales (porque en realidad tienen los mismos problemas), que tienen los mismos sentimientos (porque sienten lo mismo), que piensan que debemos estar unidos, luchar por nuestro futuro y cuidar nuestro nivel social.

Tuve muchas oportunidades de asistir a algunos congresos, de entender lo que es realmente la negociación, de participar en algunos programas y eventos nacionales e internacionales, etc. Como miembro de mi sindicato, encontré una nueva dimensión a mi carrera y estoy agradecido y satisfecho por ello. Intento motivar a otros jóvenes docentes para que se afilien al sindicato.

Entiendo que estar unidos no son solo palabras y frases. Es algo necesario, ¿quién más puede luchar por nuestros derechos? No es el ministerio de educación, no es la región, solo puede hacerlo el sindicato. Y me decepciona cuando mis compañeros no lo entienden... Para mí es realmente muy fácil, necesito a alguien que me ayude a luchar por mis derechos. Me gusta formar parte de un grupo de personas que tienen los mismos problemas y las mismas alegrías que yo, quiero conocer a gente y a docentes inteligentes que puedan compartir sus experiencias conmigo. Así que quiero formar parte de mi sindicato.

David da clases de inglés, geografía y alemán. Es miembro de la sección de los jóvenes docentes de su sindicato ČMOS-PS (República Checa).

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.