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Mundos de la Educación

Imagen del proyecto sindical para erradicar la violencia de género en el ámbito escolar
Imagen del proyecto sindical para erradicar la violencia de género en el ámbito escolar

La educación y la escuela son clave para acabar con la violencia de género

publicado 25 noviembre 2023 actualizado 20 marzo 2024
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Según la Guía de recursos sobre la Violencia contra las Mujeres y las Niñas, elaborada por el Banco Mundial, 818 millones de mujeres en todo el mundo han sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja o violencia sexual por parte de una persona que no es su pareja. Esta cifra equivale casi a la población total de África subsahariana. En este Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es crucial articular y abordar el vínculo intrínseco que existe entre el acceso a la educación y la eliminación efectiva de la violencia de género.

La violencia contra las niñas y las escuelas, un problema mundial

Históricamente, las escuelas han sido identificadas como espacios seguros que proporcionan comidas gratuitas, acceso limpio y seguro a los sanitarios, ayuda emocional y física por parte del personal de apoyo educativo, como enfermeras/os, acceso a la sanidad básica y oportunidades para convertirse en seres humanos independientes. Sin embargo, todavía es muy frecuente que las niñas y las jóvenes no asistan a la escuela, e incluso que los centros educativos se conviertan en un lugar peligroso para ellas.

La violencia de género relacionada con la escuela (VGRE) se refiere a las amenazas o actos de violencia sexual, física o psicológica que se producen en las escuelas y sus alrededores. La UNESCO y la UNGEI definen la violencia escolar y la VGRE como actos que incluyen castigos corporales, abusos y agresiones sexuales, acoso escolar, comentarios sexuales denigrantes, peleas físicas y violencia psicológica por parte de compañeros, compañeras o adultos, tales como burlas dañinas, insultos, exclusión o denegación de recursos, intimidación con palabras o imágenes o daños a la propiedad [1].

La violencia de género relacionada con la escuela impide a millones de niños, niñas y adolescentes de todo el mundo -especialmente a las niñas- ejercer su derecho a una educación segura, inclusiva y de calidad. Es el resultado de normas y estereotipos de género, así como de una dinámica de poder desigual entre hombres y mujeres: aunque hombres y mujeres, niños y niñas pueden verse afectados, las niñas y las mujeres son más vulnerables a este tipo de violencia. En el contexto específico de la escuela, tanto el alumnado como el profesorado y el personal de apoyo educativo pueden ser víctimas y autores de la violencia de género relacionada con la escuela.

Transformar las normas sociales y remodelar nuestros sistemas

Las desigualdades de género y la violencia contra niñas y niños son un problema mundial, existe en todas las sociedades.

La discriminación de género, el racismo y el patriarcado han configurado nuestros sistemas educativos y estructuras sociales. Como resultado, nuestros sistemas educativos y escuelas desempeñan un rol en la reproducción y perpetuación de estas formas de violencia. Es posible romper el ciclo de violencia e injusticia mediante el diseño y la aplicación de políticas que garanticen que las escuelas sean espacios seguros para todos, que cuenten con docentes y personal de apoyo educativo formados. Las escuelas seguras pueden empoderar al alumnado en toda su diversidad, creando generaciones fuertes de ciudadanas y ciudadanos activos dispuestos a llevar más lejos la transformación.

Crear escuelas seguras, proteger espacios seguros

El programa Escuelas Seguras del Banco Mundial [2] identifica cinco áreas de interés para ayudar a los países a diseñar y aplicar políticas y prácticas escolares seguras y sostenibles:

  • Seguridad física: seguridad frente a los riesgos que pueden causar daños corporales en la escuela o en el trayecto de ida y vuelta.
  • Salud mental y bienestar: prevención del estrés negativo y de los síntomas de ansiedad, depresión y otros pensamientos y sentimientos negativos; así como protección frente a la violencia psicológica.
  • Prácticas y entornos educativos: seguridad derivada de las prácticas y el entorno en el que el alumnado, el profesorado, los contenidos, los equipos y las tecnologías interactúan para mejorar el compromiso y la inclusión en el aprendizaje.
  • Interacciones y relaciones: interacciones positivas que promueven el aprendizaje social y emocional y la inclusión.
  • Conectividad de la escuela: colaboración y compromiso de la escuela con a) las familias; b) la comunidad; c) otras escuelas de la agrupación.

Mitigar los riesgos y acelerar las oportunidades de aprendizaje en los sistemas educativos deben ser las prioridades de los/las responsables políticos/as, los/las profesionales, los directores/as escolares y el profesorado para hacer de las escuelas los espacios más seguros para jóvenes y niñas/os. Este enfoque holístico debe centrarse en las necesidades del alumnado, en las necesidades del profesorado y del personal de apoyo educativo, y en el involucramiento de las familias y las comunidades para garantizar que los esfuerzos sean comunes y a largo plazo.

La creación de espacios seguros también implica proporcionar formación sobre la violencia de género relacionada con la escuela al profesorado y al personal de apoyo educativo con el fin de prepararlos en términos de prevención, protección, denuncia y (re)integración de las/los supervivientes de la violencia de género relacionada con la escuela tanto en la escuela como en el aula.

El papel crucial de los sindicatos

Los sindicatos de la educación tienen un sólido historial de apoyo a las/los profesionales de la educación para acabar con la violencia de género relacionada con la escuela. Durante décadas, los y las activistas y los sindicatos de la educación han trabajado activamente para oponerse a las normas sociales y a las decisiones políticas que pretendían hacer de las escuelas un espacio prohibido para las niñas y las mujeres. Es el caso de Irán, donde más de 1.200 alumnas fueron envenenadas en ataques químicos dirigidos contra sus escuelas, lo que provocó una retirada masiva de niñas de las escuelas por miedo a nuevos actos de violencia. En colaboración con el Consejo Coordinador de Asociaciones de Profesorado de Irán, en el verano de 2023 se llevó a cabo una investigación para examinar la discriminación sexual y la opresión que sufren las niñas y las estudiantes en Irán a través del análisis de 358 casos de envenenamiento con gas en escuelas de niñas con el único objetivo de utilizar el poder para doblegar la resistencia e infundir miedo.

En su calidad de voz mundial de las trabajadoras y los trabajadores de la educación, la Internacional de la Educación ha desempeñado un papel clave para impulsar la acción contra la violencia de género relacionada con la escuela en todo el movimiento sindical de la educación. En 2014, un evento sobre la violencia de género relacionada con la escuela celebrado en la Conferencia Mundial de la Mujer de la IE demostró que muchas organizaciones miembro de la IE de todo el mundo estaban dispuestas a trabajar para erradicar este tipo de violencia. En 2015, el 7º Congreso Mundial de la Internacional de la Educación adoptó la Resolución sobre la violencia basada en el género en la escuela, en la que se pedía a los miembros de la IE que tomaran medidas contra este tipo de violencia en sus respectivos contextos. En respuesta, un grupo de sindicatos de la educación de África puso en marcha un programa denominado Los sindicatos pasan a la acción para poner fin a la violencia de género relacionada con la escuela [3]. Entre 2016 y 2019, nueve sindicatos de la educación de África Meridional, Oriental y Occidental, que representan a más de un millón de trabajadoras/es, participaron activamente en un Proceso de Acción de Aprendizaje en Género (GAL, por sus siglas en inglés), facilitado por Gender At Work, con el fin de probar diferentes estrategias destinadas a empoderar y movilizar al personal docente y al personal de la educación como agentes activos del cambio con el fin de hacer frente a la violencia de género relacionada con la escuela en sus respectivos contextos.

Acabar con la violencia de género relacionada con la escuela sigue siendo una de las vías para proteger nuestras democracias y sociedades, garantizando que en todos los sistemas educativos se dé prioridad a los espacios de aprendizaje seguros y al intercambio de conocimientos con el alumnado. A pesar de ser un tema percibido como tabú y difícil, la violencia de género relacionada con la escuela debe abordarse con la participación de los sindicatos, las principales partes interesadas, el profesorado, los educadores/as y el personal de apoyo educativo. Este enfoque holístico constituye una estrategia eficaz para abordar y aportar soluciones en lo relativo a la igualdad de género, la discriminación de género y la segregación.

3. ^

Unions Take Action to End SRGBV - An Innovative Partnership. El programa Los sindicatos de la educación pasan a la acción para poner fin a la VGRE se puso en marcha en enero de 2016 con el objetivo de situar al personal docente, al personal de la educación y a los sindicatos de la educación a la vanguardia de los esfuerzos para poner fin a la violencia de género relacionada con la escuela. Con el apoyo financiero de Global Affairs Canada, este programa de cuatro años se basó en una colaboración estratégica entre la Iniciativa de las Naciones Unidas para la Educación de las Niñas (UNGEI) y la Internacional de la Educación (IE).

Las opiniones expresadas en este blog pertenecen al autor y no reflejan necesariamente ninguna política o posición oficial de la Internacional de la Educación.