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Informe sobre encuesta | Tecnología en la enseñanza: el papel de los sindicatos educativos a la hora de definir el futuro

publicado 25 noviembre 2020 actualizado 30 noviembre 2020

Hoy, la Internacional de la Educación ha presentado el informe El futuro del trabajo en la educación, resultado de la Encuesta global sobre el uso de la tecnología en el sector educativo. Este documento, elaborado bajo la dirección de la doctora Christina Colclough, se presentó en una sesión especial del Consejo Ejecutivo de la Internacional de la Educación.

La tecnología educativa (EdTech) es un sector en auge que ha crecido a pasos agigantados en el año 2020, espoleado por los cierres de centros escolares que provocó la pandemia de Covid-19. Aunque las tecnologías educativas llegan con la promesa de sistemas de aprendizaje personalizados que tienen el potencial de adaptar la educación al siglo XXI, también plantean varios retos, incluido el riesgo de aumentar la brecha del acceso a la educación.

La Encuesta sobre el futuro del trabajo en la educación, que se llevó a cabo en pleno cierre escolar mundial, entre junio y agosto de 2020, pretende arrojar luz sobre la expansión de la tecnología en la educación, las implicaciones en cuanto al acceso a la educación, el papel del personal educativo en la evaluación de estas herramientas y su impacto en el alumnado, además de sobre la forma en la que la EdTech está cambiando la profesión docente.

Falta de consulta con los sindicatos educativos

Durante los cierres escolares por la Covid-19, se adoptaron nuevas tecnologías digitales en la amplia mayoría de países. A pesar de que el 75 % de las personas encuestadas respondió que las tecnologías digitales se han introducido en sus países por los cierres escolares derivados de la pandemia de Covid-19, un 45 % de los sindicatos no ha recibido ninguna consulta con respecto a la adopción de estas nuevas herramientas. Por otra parte, un 29 % de los sindicatos afirma haber sido consultado solo en cuanto a varios aspectos relacionados con la introducción de las tecnologías digitales en la educación en sus países.

Estos datos son el reflejo de una estructura de toma de decisiones unilateral y vertical que ignora expresamente la profesionalidad y la experiencia de docentes y personal de apoyo educativo. Los educadores no tienen la oportunidad de hacer un simulacro para plantear preguntas o expresar su preocupación y, por tanto, se les impide influir en la naturaleza de estas tecnologías. Debemos cambiar esta situación.

El acceso del personal educativo a internet: división digital

La encuesta pone de manifiesto la existencia de una brecha digital crítica en cuanto al acceso del personal educativo a internet antes y durante la pandemia de Covid-19. La división más evidente entre países se observa al comparar el acceso a internet en zonas rurales y urbanas, y en barrios con mayor o menor poder adquisitivo. El hecho de que el acceso a internet sea mejor en zonas urbanas con más poderío económico no supone ninguna sorpresa.

Además, la División Norte/Sur mundial digital se confirma a través de los resultados de la encuesta, ya que el acceso a internet es un reto mucho mayor para el personal docente de África y Latinoamérica que para quienes trabajan en Europa, Norteamérica y el Caribe.

Competencias digitales, formación y apoyo al personal docente

En el consejo, el personal educativo manifestó que sus necesidades de formación sobre tecnologías digitales no están suficientemente cubiertas. Los encuestados indicaron que el aspecto formativo que se debe proporcionar con más urgencia al personal docente tiene que ver con el uso de la tecnología para el aprendizaje y la enseñanza.

Además, el informe señala la discrepancia entre la rápida integración de las tecnologías digitales en la enseñanza y la destreza real del profesorado.

Tecnologías digitales y bienestar del personal educativo

Ante la pregunta sobre el impacto de las tecnologías digitales en el bienestar del personal educativo, las personas encuestadas respondieron que su mayor preocupación era el aumento en las horas de trabajo que se esperaba; además, se mostraron preocupados en un grado similar por el impacto negativo sobre la salud provocado por el estrés tecnológico y el exceso de tiempo frente a la pantalla.

Resulta sorprendente que un 32 % de los encuestados afirmara que ningún instrumento político aborda el bienestar del personal docente y de apoyo educativo. Se trata de una cuestión que solo trata un 27 % de los acuerdos de negociación colectiva.

Gestión de las tecnologías digitales

Si nos fijamos en el grado de implicación de los sindicatos educativos con respecto a las tecnologías digitales, la encuesta revela que nadie cuenta con el profesorado a la hora de trazar el rumbo de estas herramientas.

Un 57 % de las personas encuestadas manifestó que no se les había consultado sobre qué tecnologías quería adoptar el profesorado y el personal de apoyo educativo. El nivel de consulta a sindicatos es más elevado en Asia-Pacífico, seguido de Europa. Latinoamérica es la única región donde no se consultó en absoluto a los sindicatos.

En la encuesta también preguntaban si los sindicatos participaron en la evaluación de las tecnologías digitales en uso. Un 74 % respondió que no fue así, y que no existen estructuras ni procesos para evaluar estas tecnologías. Solo un 17 % de los sindicatos participan activamente en la evaluación de tecnologías digitales.

Los sindicatos se movilizan para garantizar que el futuro del empleo en el sector educativo priorice a las personas

El Secretario General de la Internacional de la Educación, David Edwards, que se mostró encantado con el informe, declaró: «Como sindicatos educativos, tenemos que seguir ganando experiencia para poder predecir mejor el impacto de las innovaciones tecnológicas en los docentes y estar preparados para tomar las medidas necesarias. Este hecho cobra ahora más relevancia que nunca debido al impacto de la Covid-19 en la educación. Los sindicatos educativos necesitan tomar el mando y asegurarse de que la tecnología escogida y empleada aporta beneficios claros para el estudiantado y el profesorado. La Internacional de la Educación se ha comprometido con firmeza a trabajar con sus organizaciones miembros para alcanzar un cambio positivo. Nuestros miembros están motivados y listos para actuar para que las personas sean la prioridad en el empleo del sector educativo».